lunes, 28 de marzo de 2016

Terrorismo publicitario

100% verídico ¿no?
Desde el 2001, con la implosión controlada de las Torres Gemelas hasta la fecha, los ataques terroristas se han usado a lo largo y ancho del mundo como justificación ideal para arreciar el accionar beligerante que las principales potencias retrógradas aplican para “combatir” el terrorismo. Se ha impuesto como “método civilizado que busca la paz” el bombardear países, invadir territorios, acabar “accidentalmente” con poblaciones autóctonas de regiones en conflicto, derrocar gobiernos democráticos, etc. Es la fórmula neandertal de aplicar más terror contra el terror.

El detalle importante en esta dinámica del terrorismo conveniente y circunstancial es que se crean etiquetas para exculpar a unos y satanizar a otros. Tenemos entonces que una bomba que explota y asesina a niños es mala o buena según la persona, el motivo, el gobierno o autoridad, grupo, etc. que la haya lanzado.

En un ejemplo hipotético, si Israel y su gobierno sionista aniquila un millar de niños, bebés, abuelitos y mujeres embarazadas con bombas lanzadas sobre Palestina, es producto del ejercicio pleno de su derecho a la legítima defensa porque ese pueblo de “terroristas” los tiene en jaque desde hace mucho tiempo, los expulsa de sus territorios y les infunde temor con su arsenal nuclear, diezmando su población significativamente muy similar a lo realizado por los nazis. De este modo, las bombas de Israel son buenas y legítimas porque se defienden contra la “maldad”.

En cambio, si hay un atentado en alguna reconocida capital de Europa con el resultado de una veintena de víctimas fatales por un acto de violencia, el señalamiento exponencial por los medios tiende a satanizar a los responsables de forma automática. En una vorágine de drama y lamento “mundial” los seres humanos se avocan a prestarle atención a lo sucedido. Los hilos de los centros de poder se mueven y usan el incidente como catalizador para subirle el volumen a las acciones terroristas pero desde el Estado. Más bombas, más miedo, más invasiones, más muertes, más caos.

Hay terrorismo malo y terrorismo bueno, todo depende del enfoque. Hay muertos que valen más que otros, todo depende de los intereses. Los señores de la guerra que hacen billete vendiendo armas a cualquier bando, siempre salen ganando porque la demanda de sus productos aumenta. No nos cabe duda que el terrorismo se usa como simple ardid publicitario.

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