lunes, 2 de marzo de 2015

“Transición, cambio o lo que sea”



Para nadie es un secreto que la oposición tiene un arroz con mango a nivel de lineamientos estratégicos como cuerpo político que anhela la toma del poder. Destacan las figuras violentas, con alto respaldo financiero del sector empresarial privado, y aquellos quienes dicen estar “al mando” del conglomerado politiquero de la MUD. Todos, aún siendo “bomberos”, se pisan la manguera unos a otros. El relajo táctico es signo que el caos que intentan imponer al país, ya los alcanzó a ellos.

Ahora bien, la estrategia del caos generalizado implica también amenazas generalizadas a la sociedad venezolana. El sector político amenaza, a nivel económico existen amenazas, a nivel social vemos amenazas, en cuanto a la salud estamos amenazados permanentemente, etc. Vivimos una ecuación cuyo resultado obvio es hacer invivible a Venezuela. Chávez batalló por el “Vivir viviendo” pues la oposición cristaliza la antítesis de ello.

Como el Gobierno Bolivariano evidencia notorias debilidades respecto a su capacidad para controlar la economía del país, ese es el principal flanco de ataque del único sector de la oposición que sí tiene claro su accionar desestabilizador: el empresariado privado, Fedecámaras, Consecomercio y afines. Ellos dicen estar dispuestos al diálogo, darle la mano al Gobierno y “trabajar”, mientras apuñalan una y otra vez por la espalda a la patria. Eso ha sido, es y seguirá siendo siempre así. Por algo reeditamos lo vivido en el 2002.

Hoy, todo tiene que ver con el bolsillo del venezolano y la dinámica del pueblo con el sector servicios. En éstas áreas, las instituciones lucen como un niño de pecho que desconoce por completo lo que debe o no debe hacer para vencer la Guerra Económica. Es algo que las arropa, las supera y las vence. El proceso bolivariano tiene dos grandes enemigos: las élites del poder económico y el Estado burgués. El modelo que fracasa es el del sector privado y su capitalismo delincuencial porque no cumple con su función, de la mano de un Estado inocuo y reformista que no brinda soluciones a los problemas, las “medidas” no cuajan y seguimos igual. Esperamos por una verdadera revolución económica desde hace 16 años.

Como la gente está molesta e incómoda, la oposición intenta sacar provecho de esta realidad pretendiendo posicionar los términos “transición” y “cambio”, cuando lo que el pueblo anhela es mejora y perfeccionamiento. El chavismo tiene las de ganar, el tiempo corre.

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