miércoles, 23 de diciembre de 2015

Arroz con mango económico

El arroz con mango es una receta que SÍ existe


Muchos se ven confundidos y aparentan desorientación luego de los resultados electorales del 6D. Pareciera que nadie jamás hizo alguna advertencia y el relajo en el ámbito económico-comercial nos clavó una daga que nunca fue advertida. Hoy las autoridades y alta gerencia del gobierno chavista se reúne desesperadamente con el pueblo para escucharlo, cosa que a nivel propagandístico es fabuloso porque proyecta una imagen de disposición a la reflexión y corrección del rumbo, pero lo verdaderamente importante es que se articulen las propuestas. Escuchar no es un logro, logro es tomar acciones en función de lo que pide la gente desde hace muchísimo tiempo y no desde hace quince días.

 En nuestro sistema político constatamos el incremento de las contradicciones porque se habla de Revolución pero eso, en lo tangible, no existe. A nivel conceptual y teórico una revolución implica un cambio profundo en la estructura, una modificación trascendental en la forma como se ejercen las relaciones de poder. En Venezuela, la actitud de las autoridades chavistas -por ahora- es reformista, no revolucionaria, porque en ningún momento se apunta a modificar la estructura perversa y tóxica que mantiene a nuestra sociedad subordinada a la élite político-económica que tiene el control en nuestro país.


El Gobierno Bolivariano se ha dedicado, desde sus inicios, a facilitar a sus ciudadanos ventajas comparativas para que compitan mejor en el sistema capitalista. Si hablamos de algo tan simple como la educación, todo el que estudia y se prepara en nuestro país lo hace para surgir, para ser mejor, para poder tener una profesión y ganar bien para vivir cómodamente. Nadie estudia porque tenga el interés de destruir al capitalismo como sistema, nadie se prepara porque quiera cambiar al mundo y suprimir las injusticias que en él existen, nadie se faja para obtener un título con el objetivo de acabar con las condiciones de opresión que mantienen a la mayor parte de la humanidad sumida en la pobreza, etc. La educación es un derecho que al cumplirse, le facilita al protagonista su inmersión en el sistema que lo excluía por no poseerla. Los “educados” ahora tienen mejores herramientas para competir contra otros, para aspirar a más y lograr más, esa es la realidad que se impone.


Modificar radicalmente las relaciones de Poder, eso es Revolución


Igual pasa con el que obtiene una vivienda, una tablet o un celular y lo vende; con quien recibe un transplante de corazón gratuitamente para en el futuro dedicarse a ser comerciante de insumos médicos y especular con los precios; con aquel campesino al que le dan un tractor para trabajar la tierra pero él prefiere alquilarlo a precio exhorbitante y se hace rico de la noche a la mañana explotando a otros campesinos; el taxista que le donan un taxi último modelo pero en cada carrera cobra tres veces más a los pasajeros que esperan un precio “socialista”; igual pasa con todos los que obtienen beneficios que no necesitan porque están bien acomodados, pero gracias a la palanca o la vacuna son anotados en la lista de quienes serán atendidos para saldar la “deuda social” que nos dejó la cuarta república, etc.



Como el problema es conceptual, da la impresión que nadie sabe qué es lo que hay que hacer ni mucho menos cómo se puede hacer. Líderes chavistas se empeñan en hablarnos de un “Poder Popular” que en verdad no puede hacer nada autónomamente sin la aprobación de los recursos que le asigne el Estado Burgués. Los ministerios, en su nomenclatura, incorporaron “del Poder Popular” pero como un simple ardid propagandístico que muy poco se articula en la realidad. ¿Usted ha visto alguna dependencia con un aviso en la entrada que diga “Oficina de Atención prioritaria al Poder Popular” donde reciban con las puertas abiertas a los ciudadanos informándoles sobre cómo ejercer el poder desde esa instancia?

El Poder Popular, en realidad, es una manera de baipasear a las instituciones ineficientes y reformistas que existen en el gobierno. Si ustedes se fijan bien, las atribuciones de las comunidades organizadas, del pueblo organizado, son responsabilidades ya asignadas a entes gubernamentales. Es decir, como las instituciones no cumplen con su deber ni son eficientes en la consecución de los objetivos para los cuales fueron creadas, se apela a los afectados directos de la indolencia para que ellos resuelvan sus problemas. El detalle está en que la institución cuenta con recurso humano, infraestructura, equipos, experticia más ingentes recursos a diferencia del “Poder” Popular que sólo cuenta con la voluntad de hacer las cosas bien, en el mejor de los casos. Se hace evidente que no se quieren corregir los problemas atacando las causas, sino que se crean instancias paralelas para paliar las consecuencias. Ficticiamente se asegura que el poder se ejerce desde las bases, pero ello sólo ocurre con la anuencia de las instituciones del Estado Burgués.


Para entender lo que vivimos hoy es imprescindible conocer lo que significa Estado Burgués. Un Estado está conformado por tres elementos: territorio, población y gobierno. En Venezuela, la estructura socio-política-económica que rige la manera como nos desenvolvemos está marcada por una concepción burguesa del ejercicio del poder. De facto, los que tienen el sartén agarrado por el mango son las élites económicas y la dinámica de todo lo que sucede responde a favorecerlos y jamás afectar sus intereses. Es por eso que, a pesar que Cisneros estuvo 100% comprometido con el Golpe de Estado de 2002 hoy sigue haciendo billete del bueno en vez de estar pagando condena tras las rejas -lo mismo aplica con Marcel Granier y dueños de medios-; es por eso que a pesar del paro patronal criminal y el sabotaje petrolero de finales de 2002 e inicios de 2003, no vemos a ningún empresario golpista de Fedecámaras ni a ningún meritócrata de Gente del Petróleo cumpliendo años de presidio en un centro de reclusión; también vimos a un capitalista decir frente a las cámaras “puede ser que especulemos, pero damos empleo” sin temor de que alguien lo haga pagar por haber confesado un delito en plena rueda de prensa, etc.



A nivel de nuestra economía se hace más evidente el control que ejercen las élites. Si se hace un diagnóstico sensato de la realidad económica de nuestro país, identificaremos varios fenómenos muy curiosos: presencia de monopolios y oligopolios que controlan todos los eslabones de las cadenas de suministro -producción e importación, comercialización, distribución y venta al detal-; banca mayoritariamente privada que responde a intereses foráneos; redes de corrupción y mafias gubernamentales que entregan dólares preferenciales a los monopolios y oligopolios que controlan las cadenas de suministro; ausencia total de estudios de mercado que permitan el levantamiento y sistematización de estadísticas como insumo clave para la toma de decisiones; carencia de músculo institucional que tenga como objetivo corregir el origen de los problemas económicos; infinidad de entes e instituciones que cumplen funciones inocuas, ineficientes y reformistas, en una economía marcada por la expoliación permanente del poder adquisitivo del venezolano.



En Venezuela no existe el socialismo ni el capitalismo porque lo que constatamos en la calle es un saqueo permanente, un malandraje y descontrol económico que favorece a los mismos de siempre, a la clase pudiente. El problema no es el control cambiario ni el dólar preferencial, el problema es que esos dólares se los roban y nadie mete preso a los ladrones. El problema no es que haya un “pelucón mayor” que hace lo que le viene en gana con el monopolio de los alimentos, el problema es que no existe un gobierno con el interés ni la capacidad para ponerlo en cintura y, de paso, es el primero en darle dólares baratos que no se sabe en qué se utilizan.


P&G Trasnacional que impunemente nos sigue robando


Se menciona una y otra vez el término “Guerra Económica” pero nadie ve al enemigo siendo atacado, sólo se le señala para culparlo de la cola, el desabastecimiento y la especulación. Nos dicen que el ingreso de divisas cayó por el suelo dado que el petróleo ya va por 30 dólares el barril, pero declaran altísimas autoridades del gabinete económico orgullosos en VTV porque importaron con dólares baratos lo necesario para mantener las “tradiciones decembrinas del pueblo” mientras vemos en el fondo varios containers repletos de pinos canadienses ¿esto es prioridad? ¿qué opinarán los movimientos del ecosocialismo?

 
Estamos casi sin dólares, pero gastamos en pinos canadienses
El Estado Burgués favorece a las élites económicas, a los comerciantes, al capitalista. El origen de las distorsiones lo ubicamos a nivel de las instancias donde se importan o producen los bienes que fluyen a lo largo y ancho del país (ver analogía de la ducha y el comercio interno en Venezuela MÁS ABAJO). El Estado Burgués esto lo sabe muy bien y es por ello que jamás verán una acción gubernamental enfocada en revisar palmo a palmo las fábricas, industrias y empresas existentes en Venezuela. Mucho menos verán a algún alto funcionario “chavista” exhortando al Poder Popular para que ingrese en todas las aduanas del país a revisar métodos y procedimientos, containers llenos de chatarra, sobrefacturación e importaciones ficticias. Tampoco a nadie se le ocurrirá pedir una auditoría en CADIVI, CENCOEX, SITME, etc. mucho menos exigir que, como mínimo, le informen al país qué hacen con los dólares que manejan y qué criterio "patriota" implementan a nivel gerencial.


Analogía de la ducha



Hace más de dos años todos vimos el “ataque frontal” del gobierno contra la burguesía parasitaria que acapara y especula. Recordamos el caso Daka porque el mismo Presidente arreció contra sus prácticas fuera de la Ley para envenenar nuestra economía. Pasó el tiempo y nadie de Daka pagó condena, pasó un tiempito más y vimos a Daka comercializando con el Gobierno Bolivariano los productos de Mi Casa Bien Equipada. Es decir, las élites económicas en nuestro país tienen tanto poder que en vez de pagar por sus fechorías logran doblegar a quien debería hacer valer el imperio de la Ley y hasta le sacan ganancia. Esa es la realidad que vemos mientras en este preciso instante usted va a la tienda del logo azul con amarillo y verá una cola inmensa de gente comprando productos, y el dueño llenándose cada vez más los bolsillos. Igual pasa con Zara, con empresas automotrices: Ford, GM, Mitsubishi, con importadoras de medicamentos, etc.

Insólito pero cierto



No es una revolución lo que se pretende hacer porque lo que vemos, una y otra vez, es el intento por hacer más potable el capitalismo, más digerible el saqueo permanente a nuestra patria. Revolución sería derrotar la lenidad existente y que criminales multimillonarios paguen con cárcel y no con multas en unidades tributarias que lo que dan es risa por violentar la ley. Revolución sería democratizar los medios de producción, suprimiendo a la mínima expresión aquellos focos de concentración del poder económico. Si POLAR controla el 50% de la producción de alimentos en el país, se debe trabajar en función de corregir este desbalance. Pero vemos a los sesudos asesores en economía engañarnos con propuestas como “hay que sincerar la tasa de cambio”, eufemismo con el que disfrazan la intención real de aumentar exponencialmente la tasa del dólar oficial. Hay un desbalance evidente que pervierte lo que sucede a nivel comercial y económico, pero la “solución” no tiene que ver con este desbalance porque el Estado burgués así lo impone.



A esta altura del juego el escenario luce demasiado desalentador. Hay equipos discutiendo las propuestas económicas pero todo lo hacen a puerta cerrada, escondidos, como si el tema no fuera lo suficientemente importante para que el pueblo entero vea por TV las posturas, los argumentos y las actitudes de los que supuestamente defienden nuestros bolsillos. Pareciese que hasta en estas circunstancias el Estado burgués sigue imponiendo las reglas, sigue dictando la dinámica.


Nuestro comandante Chávez en una oportunidad llamó a la reflexión de su equipo ministerial exhortando a que cada uno se hiciera la pregunta “¿qué estamos haciendo?”. Además de esta interrogante, deberíamos responder ¿para qué lo estamos haciendo? porque de lo contrario estaremos actuando como autómatas que no vislumbramos las consecuencias futuras de las decisiones político-económicas. Falta innovación, creatividad y rompimiento de paradigmas. Hace falta estudiar, entender y articular el término Revolución en acción, en lo tangible, no sólo en palabras porque éstas se las lleva el viento. El tiempo corre y el saqueo sigue ¿hasta cuándo?.

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