jueves, 7 de abril de 2016

Macri está claro

Macri se quitó la piedra del zapato

El recién electo Presidente de Argentina muestra sin reparos lo que es ser un empresario cabeza de Estado, neoliberalismo sincero, paquetazo del FMI indirecto, pleitesía ante fondos buitre, subida de tarifas de servicios públicos, liberación de precios, despidos por millares en la administración pública, etc.

Continuando con su proceder derechista, ahora sus funcionarios Ministro de Medios y el Secretario de Comunicación Pública anuncian que abandonan la señal multiestatal integrada por Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Uruguay. La censura golpea a Telesur y el canal latinoamericano se ve mermado sin que haya nada que lo pueda evitar, más aún porque el conglomerado mediático que hegemoniza el continente responde a los intereses de los poderosos como Macri y callan de forma cómplice.

Pero el punto es que Macri está muy claro sobre cuáles son sus intereses y tiene bien definido el camino a recorrer para consolidarlos en el país que domina. Conoce lo que le conviene y lo que no, por eso actúa en consecuencia. Evita legítimamente una señal que cuestiona abiertamente y con razón sus métodos de gobierno dándole voz a quienes no la tienen en Argentina. Telesur es la piedra en el zapato que obstaculiza su proyecto privado de país, por eso se quita el zapato y saca la piedra.

En el resto de latinoamérica, los gobiernos progresistas siguen su proceder cándido, ingenuo e idealista. En Venezuela, por ejemplo, las señales televisivas foráneas que colonizan el imaginario de la población abundan. Sólo por nombrar un caso, CNÑ hace y deshace las representaciones sociales de la audiencia objetivo en un país donde el chavismo se encuentra en jaque desde las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Pero a canales así nadie los toca porque es preferible ser el paladín de la libertad de expresión, antes que establecer prioridades de gobierno en función del interés general de la nación.

Aunque el idealismo está muy bien y es esencial -hay que soñar con un mundo mejor- no es una virtud a menos que vaya acompañado de un realismo pragmático en cuanto a los medios con los que lograr esos fines y cierto criterio ordenado/planificado sobre la forma en que serán articulados/usados esos medios en función de los ideales perseguidos. No tiene nada de noble ver que los valores caen derrotados porque uno ha preferido los sueños felices a la dura reflexión sobre los medios y los fines. No hay que dejar que el idealismo se convierta en una complacencia destructiva”, dice el premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, quien de seguro no tiene un pelo de chavista pero la lógica de su planteamiento es irrefutable. Macri está bien claro ¿y nosotros?

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