jueves, 4 de junio de 2020

El Presidente del Miedo II

¿Similitudes?

Los miles de protestantes que en EEUU salen a las calles no lo hacen por una razón distinta a la lucha contra el racismo. Ellos no son antisistema, ellos no están en busca de una revolución a lo gringo, solamente quieren poder vivir en paz y que los traten mejor sin ser discriminados por el color de su piel. Para ellos el país imperialista funciona muy bien, excepto por el detallito del racismo traducido en violencia policial contra los de piel oscura. Lean sus pancartas, escuchen sus discursos y entiendan sus consignas enfocadas en lo doméstico, lo inmediato, lo cercano.

Según Morris Berman, reconocido historiador estadounidense, la sociedad del país imperial sufre de lo que se podría llamar egolatría sistémica porque ellos no ven hacia afuera, no les importa lo que pasa más allá de sus fronteras, la psiquis colectiva sólo ve su propio reflejo en una cúpula formada por un espejo inmenso. Si un policía mata a un afrodescendiente en suelo de EEUU para ellos es un gran problema, pero la indignación y sed de justicia se diluye si son cientos de negros, niños, ancianos, mujeres u otros seres de cualquier otro color en otro territorio en cualquier otra parte del planeta.
Hoy sobrepasan los cien mil fallecidos por el covid-19 en el país “América”, y del total la gran mayoría de los muertos son afrodescendientes si se toma como referencia las cifras proporcionadas por la Alcaldesa de Chicago quien afirma que el 72% de los muertos por el virus en su ciudad han sido negros. Pero a los ciudadanos de color eso no les llama mucho la atención más sí los alarma que un policía blanco asesine a uno de ellos. El simplismo toma el escenario y no perciben que el racismo del policía homicida es el mismo racismo del sistema político donde los negros no tienen poder real, el mismo racismo del presidente que orienta recursos para bombas y tecnología de guerra antes que para fortalecer el sistema de salud en los barrios donde habitan los negros. El racismo impulsado por los supremacistas blancos es una Política de Gobierno, a lo interno, y una Política de Estado a nivel internacional.


El compromiso por la falsa libertad tiene vigor hasta el puesto de control fronterizo porque de allí en adelante se hacen los locos, no les interesa, no les afecta. Parece que la sangre derramada en otros países, la sangre de otros pueblos masacrados por ellos mismos no salpica tan lejos y no permea el espejo que cubre a la nación del Ego. El cinismo llega a un nivel tal que se critica que el gobierno estadounidense enliste para la guerra a más negros e hispanos que blancos, es decir, el problema no es que vayan a invadir y matar seres humanos sino que se exponga la vida de tal o cual color de piel y no haya equilibrio con los de piel blanca, esto sin hablar de rangos ni de la dinámica castrense. Al mismo tiempo que todo ocurre, una bomba Made in USA explota en una escuela iraquí desmembrando a varios niños pero eso no entorpece la cotidianidad del sueño americano, eso no despierta a nadie. Sólo la historia dirá si fueron una sociedad de hipócritas o de miopes.

El dictador racista goza como nunca antes viendo lo fácil que es manipular el poco descontento doméstico en función de sus intereses. Cada declaración supera a la anterior con un discurso incendiario y polarizador, juega con la psiquis de millones de individuos en shock tanto por el miedo al virus, como por el temor a las protestas violentas. El sistema político de EEUU proyecta la tensión sobre el catire de la Casa Blanca lo que hace entender que el problema es el catire y no el sistema, hábil jugada de una estructura gubernamental que camina sola.

Momentáneamente el récord de muertos por la pandemia en EEUU es cosa del pasado y más relevante es ver una vitrina de Louis Vuitton saqueada o un McDonald's ardiendo.
Los afrodescendientes piden que no les hablen de saqueos porque el gobierno ha saqueado a los negros estadounidenses, seguramente el mundo le diría a ellos “No hablen de saqueos, porque su gobierno y el sistema que los estadounidenses de cualquier color apoyan ha saqueado a países enteros”. Redes sociales como Snapchat y Twitter aparentan rebeldía simulando cuestionar al autoritario nazi mientras la basura virtual creada por cuentas anónimas y fantasmas se multiplica desviando la atención de lo importante, intoxicando las mentes y haciéndonos creer que el principal problema de Estados Unidos es que su presidente acostumbra violar a niñas de catorce años. Todo parece un teatro para mostrar conflicto y tensión a lo interno, forzando las representaciones sociales al límite de la sensatez justo cuando se avecina una elección presidencial donde hay un par de opciones, las dos caras de la misma moneda.

OJO Este artículo tiene una primera parte que está BRUTAL... léela haciendo CLICK acá



El Presidente del miedo (Parte I)


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