martes, 9 de junio de 2015

¿Despolitización o despolarización?

Ni los unos ni los otros, ¿cansados de la política?

Hay apreciaciones respecto al escenario político venezolano actual que distan muchísimo de ser balanceadas y sensatas. De hecho, se manotea groseramente al Ejecutivo Nacional para, a través del escándalo y la ofensa, lograr posicionar matrices tendenciosas que no son más que propaganda disfrazada de ecuanimidad.

Es necesario aclarar términos y apegarse a los conceptos para identificar juicios interesados en distorsionar la percepción acertada de la realidad. Despolarización se atribuye a un proceso sociopolítico a través del cual una masa de individuos no se parcializa por las opciones políticas más significativas presentes en el escenario por la pugna del poder. En Venezuela, un proceso así connotaría que el electorado está cansado tanto del chavismo como de la oposición, por lo que en una gran mayoría manifiestan apegarse a una tercera opción. Ya los extremos perderían preponderancia, los polos se diluyen como referentes y la participación junto a la movilización política toman cuerpo en una alternativa distinta.

Despolitización, tal como el Presidente Maduro plantea se vive actualmente en Venezuela, implica que la colectividad nacional no le da un valor preponderante a la política como vía para solventar sus problemas ni dirimir sus diferencias. El método a través del cual las grandes masas articulan y satisfacen sus necesidades se desvincula del ejercicio de los derechos políticos. En criollo, si la política no evita que haga colas, no ayuda a que consiga productos clave en los anaqueles ni reduce los precios usureros y especulativos que los comerciantes establecen impunemente ¿para qué recurrir a ella? Lógicamente, las personas identifican la inutilidad del ejercicio de la política porque eso no repercute positivamente en su bienestar inmediato, en su cotidianidad. Se quita a la política y su ejercicio, del orden de prioridades conductuales de los individuos.

La despolarización no está ocurriendo en Venezuela. Eso es una mentira que sólo busca atraer adeptos a parcialidades políticas que lucen como principal cualidad la insignificancia. Decirlo es apelar a una argucia propagandística carente de ética.

La posmodernidad late en suelo venezolano vívidamente y las fuerzas económicas hacen lo que les viene en gana. Se borra de la colectividad la representación social inherente al ejercicio de la política como vía para la consecución del bienestar general, de todos. La gente sólo centra su atención en el bolsillo y los billetes que le quedan para comprar lo que necesita, lo que debe sufrir para adquirir los productos y el precio que debe pagar. Cualquier consideración adicional es irrelevante, el individualismo prevalece y cada quien se enfoca en su zona de confort, los demás, están de más. La ideología y la política “no dan de comer”. Como resultado tenemos que Venezuela sí vive una despolitización.

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