martes, 9 de junio de 2015

¿Soberanía económica cero?

Estamos empaquetados

En el libro titulado “La Sociedad Sitiada” del filósofo polaco Zygmunt Bauman, se hace un valioso análisis sobre la posmodernidad y el sistema actual en el que se desarrollan las instituciones a lo largo y ancho del planeta. En uno de sus apartados, enfatiza en el hecho que el poder económico a nivel mundial domina todo a su paso y que la autoridad de los Estado-Nación es inocua ante las fuerzas que mueven el comercio global. Puntualiza que la independencia política es una simple distracción con la que se entretienen los Estados ingenuos, que lo importante y trascendental es la independencia económica y cultural.

Trayendo esta apreciación al escenario venezolano, vemos que en nuestro país se ha consolidado con creces la independencia política pero a nivel económico y cultural apenas estamos en pañales, más aún al ser víctimas de una Guerra Económica que nos mueve como a una hoja en medio de una tempestad.

La Revolución Bolivariana se ha centrado en distribuir el ingreso petrolero que antes era devorado impunemente por la burguesía parasitaria. Hoy, esa burguesía sigue percibiendo ese dinero de la renta petrolera pero luego de pasar, en parte, por las manos del pueblo. La estructura económica perversa y capitalista de 1998, sigue funcionando con mayor prestancia en pleno 2015.

Las principales empresas explotadoras del suelo venezolano son de capital foráneo, más aún, se privilegian grupos empresariales, acuerdos y “alianzas” con Estados imperiales e intervencionistas como EE.UU. y España. El país gringo está de primero en el ranking de la balanza comercial con Venezuela; empresas de telefonía como Movistar, propiedad de la trasnacional española Telefónica, hacen negocio en nuestro suelo gracias a la complacencia del Estado Burgués. Los vagones del Metro también vienen de España, así como los barcos de vigilancia que utiliza la Armada se construyen, insólitamente, con este país medieval donde aún existe la monarquía.

Seguimos dependiendo de factores externos en todos nuestros ámbitos. Colombia saquea nuestros bienes y recursos a merced con diferentes métodos. Hablamos mucho de software libre, mientras las instituciones siguen usando Windows y nuestro país no fabrica siquiera una impresora 100% venezolana. Hacemos acuerdos de “transferencia tecnológica” donde las cláusulas sólo establecen que seremos unos tristes ensambladores de productos, perpetuando así el coloniaje económico del cual somos cómplices. El fracking gringo nos tiene en jaque, etc. ¿Qué tenemos entonces? ¿Soberanía cero a nivel económico?

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