martes, 27 de mayo de 2014

Convicción chavista

Esto no debemos olvidarlo jamás

Conversaba con una amiga, que considero del chavismo duro, sobre algunos aspectos de la realidad económica que vivimos los venezolanos hoy en día. Entre los puntos álgidos de nuestro diálogo, era obvio su malestar por la especulación y la inacción efectiva del gobierno al respecto. Mencionó también que no han publicado, la lista de empresas y de empresarios que se robaron cerca de 30 mil millones de dólares de CADIVI. Cerró con un contundente “ya me doy cuenta que esto lo vendieron hace rato”.

Al escuchar su tajante conclusión, vinieron a mi mente muchos episodios políticos de los vividos en los últimos 15 años que también podrían dar pie a la misma postura, por ejemplo: Chávez perdonó a los golpistas que siguieron y siguen dañando la patria con el indulto de 2007; Cadivi se creó en el 2003 y durante más de 10 años significó, según mi punto de vista, la democratización del robo y la estafa al Estado venezolano; jamás se impactó con creces a la estructura del capital financiero y parasitario que intoxica la economía del país, hoy está más fuerte que nunca; la Banca privada se ha enriquecido a costas de un Estado benevolente que no ha tomado la decisión puntual de nacionalizarla; las misiones, sobre todo las vinculadas con alimentos e insumos, son focos de corrupción y desvío evidente de sus propósitos; oligarquía, el gran capital nacional y comerciantes privados hacen lo que les viene en gana con los usuarios y clientes desde hace años.

Lo que vivimos hoy no se le puede endilgar al presidente Nicolás Maduro porque sencillamente la estructura que articula desde todos los flancos la guerra económica es un entramado que no se construye en un año, en dos o en tres. Apelar al razonamiento simplista de que “Maduro está destruyendo el legado de Chávez” es hacerle el juego a la Derecha porque evidencia la superficialidad en el análisis de la situación. Las cosas no son blanco y negro solamente, existen infinidad de matices.

El proceso revolucionario es eso, un proceso, que como tal implica etapas. En planificación estratégica situacional se hace un diagnóstico de la situación o posicionamiento estratégico inicial del gobierno para emprender los cambios que lleven a la posición futura deseada. La clave en el ejercicio de la gestión de gobierno está en visualizar muy bien la metaestrategia, que no es más que la sumatoria de todos los elementos que determinan toda estrategia: actores, operaciones, medios estratégicos y tiempo, asegurando la viabilidad y éxito del plan, de la Patria, tal y como lo conocemos hoy. Desde el 98, el plan ha venido avanzando y la marcha no se detiene, ya que aunque sea lenta sigue siendo marcha.

A nivel macro, la revolución tiene tres fases muy bien definidas que implican avances tácticos a la hora de consolidarlas: revolución política que implicó un nuevo marco jurídico, participación popular, despertar en la consciencia del pueblo; la revolución social evidenciada en la dignificación del ciudadano con la distribución del ingreso petrolero en programas de salud, educación, deporte, cultura, vivienda, etc, y la más complicada, revolución económica que implica la completa desarticulación del aparato burgués parasitario que domina la escena financiera de Venezuela. 

En esta etapa de revolución económica, que vivimos hoy, el proceso revolucionario debe atender lo que ha dejado pasar durante 15 años. Tal como lo colocó Chávez en la presentación del Plan de la Patria “No nos llamemos a engaño: la formación socio-económica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.”

En definitiva, considero que nadie ha vendido nada ni se está traicionando ningún legado. Sólo hemos ingresado en la etapa más difícil de la revolución bolivariana que no es más que la revolución económica y apenas estamos empezando. Aferrémosnos a la última proclama del Comandante Chávez “¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!”, no podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer. No podemos vacilar, el proyecto necesita de convicción plena, de convicción chavista.

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